miércoles, 4 de febrero de 2009

La pasión es momentánea... A medida q envejecen los cuerpos y se apaga el placer... Se extingue... Luchas por salvarla...A veces el amor es tan frágil q solo es sostenido por aquel calor que da un cuerpo... Por los besos q das en los lugares inesperados... Por una mano traviesa... Por una palabra en el oído... No había más... Dudo q lo halla... Tiendes, una vez q se apaga la llama, a querer solucionar las cosas... Pero es muy tarde... Ya todo esta caducado... El cariño... La confianza... No se renovó y se fue a la basura... Dormimos en la misma cama... Rozando nuestros cuerpos... Nadie dice nada... Y recuerdas tiempos mejores... Quizá en otras camas... Con otros cuerpos que ya no están y no volverán a estarlo... Vuelves a querer llamar... La atención... No hay nada y nada hay... Estas sola como un viernes d enero... Llueve a cántaros grises en tu lado d la cama... No escucha... La carne ya no llama la atención... La pasión se extinguió como la llama d un incendio...

domingo, 1 de febrero de 2009

En Bandeja de Oro

Se fue a Daule disque a visitar parientes lejanos... y a la Prieta, lo sé. Salió muy temprano, por poco y ni me entero. Y a mi... que me importa lo que el haga... Después de todo si quiere a la mulata esa con sus caderas de yegua y sus tetas de quinceañera, ¿que puedo hacer yo? Mi error fue el darle todo muy rápido, sin pensar en que es hombre y los hombres son una vaina, una no debe confiarse de ellos, pero yo no hice caso y ahora aquí con un peladito en brazos y el man bien gracias, con la mulata de ojos claros.
¿Qué podía hacer entonces? Es que cuando se es novata en los asuntos de la vida, los hombres le calientan las orejas facilito y después a punta de te amos y no te va a doler una afloja no más, y el no te va a doler termina en regalito. Y es que el cojudo ese me vio la cara bien bonito y después mi mamita: “Allá que te mantenga tu marido, a mi no me vas a venir con tu domingo siete” Y así tuve que salir de mi casa con 16 años, a cuidar al desgraciado que ahora anda perro por la Prieta esa ¿y yo? A mi solo me busca cuando viene pluto y se me mete en la cama, y una que es mujer y que necesita cariño debes en cuando, ¿como negarse...? Pero esto si ya es el colmo, irse de la nada, con los panas y a disque visitar parientes cuando se va a ver a la moza. Esta vez si no me va a meter el dedo, ya me cansé. Voy a agarrar mis tereques y me voy a casa de mi prima Sandra, allá que me vaya a buscar y si no quiere pues que no me busque, yo aún estoy joven... 18 años no más... Haber sino me busco otro marido que me mantenga y me quiera, porque a mi casa no vuelvo. Mi mamá me dejó bien claro que no quería volverme a ver y buscar refugio donde la vieja alcahueta de mi suegra ni pensarlo, nunca me quiso y ahora debe andar pavoneándose de que va a tener un nietecito de ojitos verdes y no pechiches como mi Angelito. Pero ya verá que el muchachillo ese le va a salir bien feito y hasta medio indio, porque este cabrón que tengo de marido no tiene nada de bueno, solo la sonrisa. Esa sonrisa de brujo fue lo que me engatusó y me puso tonta, pero ya se me cayó del altar el santo, y ahora mismo me largo con mi muchacho.
.... No pensándolo mejor, me quedo. Si, me quedo, lo espero y lo enfrento. No se lo voy a regalar así no más a la Prieta esa. Vamos a ver si lo quiere ahora que se lo regalo en bandeja de oro. Haber si ella lo cura y lo atiende como lo he atendido yo en casi dos años de convivencia, aguantándole golpe como burra y lo chumado que llegaba los sábados a meterse en mi cama, diciendo patanadas en mi oído, como si yo fuera alguna de esas baratas que se encuentran en las esquinas, o como la vez que llegó con sus amigos y me sacó casi a patadas del cuarto para que les sirva algo de comer a él y al montón de vagos esos, que parece que no tuvieran mujer que les dé de tragar. Y mi niño llorando porque el también tenía hambre, y el muy estúpido me dijo: “Anda haz callar al mocoso o sino le voy a dar una paliza” Y tuve que llevármelo a la cocina conmigo para que no llore y sin querer le quemé la piernita al acercarme mucho a la olla y lloró, lloró como nunca ha llorado, y el animal ese me pegó por haberle quemado la pierna al niño. Y yo aguanté, porque no tenía donde más ir a esa hora y porque a la mañana siguiente se portó muy cariñoso y se disculpó como perro por lo que había pasado la noche anterior. Me prometió que no volvería a pasar y yo una vez más creí, como lo había hecho cuando me dijo que no iba a doler, cuando me dijo que me amaba y cuando dijo que siempre me sería fiel. Ja! ¡Qué buenas mentiras! Pero ahora me las va a pagar... y completitas. Si un día me creyó caída de la mata, orita verá cuanto he aprendido. Vamos a ver si lo quiere la chola cuando se lo mande así, y a ver si la vieja alcahueta de la madre no va a querer a mi Angelito después...
¡Chuta! ¿Cómo hago para que caiga ruco si no me para bola? ¡Ya sé! Con un buen caldo de bola y unas chelas lo dejo repleto y lo mando a dormir un buen rato. Mando al bebe a jugar donde la vecina, y así me libro también de los sapos. Y cuando él se despierte ya será muy tarde... Y vamos a ver si después lo quiere alguno de sus vaciles, no solo la Prieta esa, ahí se lo mandaré en bandeja de oro.
... Ya llegó mi maridito, su caldo y su cerveza helada está servido. Llegó con la sonrisa de oreja a oreja: “Mija, así dan ganas de regresar a la casa” Y yo le sonreí esta vez no me dejaré engañar por su sonrisa. “Buena jama la de hoy” Y se fue a dormir, con la panza que le pesaba... Y durmió.
Fui a la cocina a buscar el cuchillo que había comprado especialmente para la ocasión. Se despertó con el dolor del cuchillo cortando su miembro, pero estaba atado de manos. Gritó como nunca había gritado. “¡¿Qué hiciste?!” Lo miré y reí: “A ver si la Prieta te quiere así. ¿Te parece bien enviarlo en bandeja de oro?”

Una hincha más.

No lo pensé dos veces
y me arranqué del alma tus besos
junto con los sin sabores que dejó tu boca.

Me reí frente al espejo como no lo hacía hace mucho
y me fijé en que soy guapa.

Me arreglé xq decicí no estar en pijama,
y salí a buscar razones para seguir riendo
y encontré muchas q a mi parecer antes no estaban.

Me olvidé por un instante de ti,
y fui feliz...

Ahora el olvidarte se me hizo costumbre
y solo te recuerdo para despreciarte.

Ya no sueño contigo,
ni me entusiasma el dormir a tu lado,
eres como un capítulo d un libro que cerré porque me resultaba aburrido.

Ahora son fan del desprecio por no ser hincha de tu equipo.