
Los porcentajes disminuyeron desde el dia mismo en que empezó la historia. Nos queríamos, vivíamos en un Edén más precioso que el preciosismo francés. Sólo bastó un sello, una sonrisa y un puente mal parqueado en toda esta historia. Después de eso todo empezó a caer como cayó la bolsa de valores y empezaron a pasar cosas que antes no pasaban. Guerras sin tregua que no tenían motivo aparente. Un resentimiento injustificado, talvez fue porque la apresurada mordida de la manzana no encajaba en toda esta historia.
Nos quisimos poner a altura de quienes habían inventado la luz eléctrica y el espionaje con nuestros amores detrás de las puertas y quisimos acabar con el amor cortés que en el siglo XXI no han perdido su vigencia (al menos para los de derecha).
Y así vivimos, escondiéndonos detrás de perfumes de marca y máscaras de carnaval que asustan mucho más que las de halloween. Montamos un circo en algún aparcamiento desocupado e invitamos a que el mundo se ría con nosotros de cosas que no tienen ni un ápice de verdad.
Nunca supimos y creo que no sabremos, si algo de lo que pasaban en las noticias y se escribía en los diarios era verdad o no, después de todo, la verdad en relativa. Cambia al antojo de a quien mejor convenga. Lo único cierto es que mientras nos llenamos la boca deseando para el otro nuestros mejores deseos para este nuevo año y por qué no? la vida entera (siempre repetimos lo mismo) lo único que deseamos es que el otro se tropiece por ahí y aprenda lo que aún no sabe. Después de todo creo que es un buen pensamiento de año nuevo, solo por el pequeño detalle de que lo repetimos cada vez que hablamos y nos mandamos besos, abrazos y no nos damos cuenta de que mas parece un comentario malicioso que un buen deseo.
Ahí es cuando sacamos la excusa de asistir a fiestas o hacer de determinada ocasión algo especial para que los demás sepan de que lo que decimos es cierto y pavonear lo bueno y perfectos que somos delante de los demás seres humanos. Todo era especial, la primera vez de todo, anotando fechas en la memoria y en papeles absurdos que poco a poco empiezan a olvidarse hasta que un día se borrarán de la historia.
Cada acontecimiento por ordinario que sea, marcaba algo en la historia y lo sigue haciendo, entonces empezamos a guardar pequeños recuerdos de esos episodios en una caja de cristal, que luego usaremos para otra cosa, botando todo lo que algún día fue importante en un cesto de basura y conservando solo lo que vemos que aún sirve para algo. Así sea para donar a un mercado de pulgas, haciéndonos los buenos y solidarios sin que nadie sepa que detrás de eso se esconde una historia y que ahora lo único que hace es estorbar en la memoria y en la historia.
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